Desde que se escuchara el término ‘Inteligencia de negocio’ o ‘Business Intelligence’ (BI) allá por la década de los sesenta del siglo XX, son muchísimas las aportaciones empresariales que se han hecho a partir de este concepto y muy pocas las pequeñas y medianas empresas (pymes) que han sabido introducirlas en su filosofía empresarial.

Cierto es que la expresión puede parecer grandilocuente, lo que nos llevaría a asociarla espontáneamente a grandes empresas con sólidas estructuras de negocio. Pero nada más lejos de la realidad. Como ocurre con tantos otros conceptos empresariales, la pyme debería ser capaz de adaptar la esencia de la inteligencia de negocio a su pequeña realidad corporativa si quiere ser competitiva en el mercado en el que opera.

La esencia de la inteligencia de negocio reside en el conocimiento, en el manejo de datos que nos permitan tomar decisiones cualificadas. No parece tan complicado. Todas las empresas, grandes y pequeñas, manejan información: sobre su producción, sus ventas, sus clientes, sus competidores, en mayor o menor medida. Las herramientas de inteligencia de negocio nos ayudarán a ordenar, procesar y analizar esa información con el fin de que genere valor para la empresa. Con ella seremos capaces de respaldar una parte importante de nuestras decisiones empresariales.

La primera recomendación para una pyme que quiera lanzarse al mundo de la BI o inteligencia de negocio es que le pierda el miedo a la información. Puede parecer evidente, pero no lo es. En demasiadas ocasiones enfrentarse a los datos supone darnos de bruces con una realidad que no siempre queremos ver o escuchar. Pero ¿de qué otra forma podemos avanzar?

Cuando hayamos asumido que la información es nuestra aliada todo son ventajas:

1) Los datos nos ayudan a basarnos en la experiencia: el ensayo-error ha sido una técnica tradicional en la pyme. Pero nos habríamos ahorrado muchos errores si en lugar de ‘probar’ nos hubiéramos basado en experiencias anteriores para prever consecuencias y adelantarnos a posibles resultados.

2) Se reduce el tiempo de respuesta: la inteligencia de negocio nos permite tomar decisiones rápidas ante asuntos trascendentales en cuestión de minutos. Es una de las grandes ventajas de los cuadros de mandos.

3) Se incrementa la eficiencia: como resultado del punto anterior, las personas no pierden tiempo en ‘buscar’. La información está organizada y analizada, facilitando una toma de decisiones altamente eficiente.

4) Se puede predecir el comportamiento del mercado: la inteligencia de negocio permite analizar la demanda, los hábitos de compra, las tendencias y cruzar esa información con los datos con los que cuenta la empresa a nivel interno para elaborar sus estrategias.

5) Facilita una visión global de la empresa: las soluciones de BI pueden incorporar información sobre todas las áreas funcionales y operativas de la organización, sea cual sea su tamaño.

6) Con información de calidad se toman decisiones certeras: esta obviedad constituye la base de la inteligencia de negocio, al tiempo que uno de sus principales beneficios. Con información estructurada se minimizan considerablemente los errores en la toma de decisiones.

7) Se pueden detectar oportunidades de negocio: la información calificada permite tener una amplia perspectiva del nicho de mercado y la BI permite visualizar el potencial de la empresa para acceder a nuevas oportunidades de negocio.

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